lunes, 26 de marzo de 2012

AZUL BILBAO

AZUL BILBAO

SANGRE AZUL

La gente se agolpaba curiosa, en la puerta de la tienda. Intenté adivinar lo que sucedía. Logré ver a un hombre en el mostrador y ante él, un desesperado dependiente. La cara del empleado mostraba angustia y un cierto grado de enfado. Pero, sobre todo, era el vivo reflejo de la duda.-¿Qué pasa?-peguntó un mozo intrigado-Dicen que un hombre ha pedido algo y no le entienden-respondió una señora, con vestido de vivas flores.-¿Y por qué no le entienden?-gritó un niño, hacia las caras de los mayores-Porque será extranjero-apuntó un señor de gafas oscuras y grandes bigotes.-Seguro que americano o ruso-comentó una chica con trenzas.-¡Pues menuda cola está montando!-Sentenció un jubilado de esos que no tienen que hacer nada y que siempre tienen prisa. Pero no. No era americano. Tampoco ruso. Era de Bilbao. Del centro, centro. Y solo quería que le vendieran un bote de pintura. Se había desplazado a vivir a Madrid y quería pintar la casa del color de su alma botxera. De azul. Pero no de un azul cualquiera. Cobalto, añil y blanco titanio. Sangre Azul. El color que ofrece el cielo del Botxo cuando, tras un día de lluvia, se unen tarde y noche y las nubes se alejan, otorgando perfecto broche. El azul Bilbao. El que no se puede explicar, aunque nos tiremos todo un día. Que se lo pregunten sino, al empleado de la droguería.

Tomás Ondarra y Jon Uriarte

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