miércoles, 7 de marzo de 2012

SANTO SAN MAMÉS

SANTO SAN MAMÉS

EL SANTO QUE SUSURRABA A LOS LEONES

Lo que son las cosas. Tantos años acudiendo a su vera y nunca me había fijado en el sorprendente detalle. San Mames, es un “chuleta”. Santo, sí, pero va sobrado. Basta con mirar su pose, para comprobarlo. Hasta el león aguanta estoico el desdén del muchacho. Que, por cierto, más que fiera parece gato. Será por aquello que de la osadía juvenil a todos abruma. Y no solo cuando la luce el santo. Es la misma que exhiben y pasean, quienes visten la mítica zamarra del Club. La roja y blanca. La eterna. La que recorre la alfombra verde del templo sagrado. La que adopta como propia, la concurrida y variada parroquia. Haciendo del Athletic, una compacta familia. Esa osadía presenta el santo en la reliquia. Pero en seguida descubrió San Mames, que aquello no era vida. Cierto que, a veces, le daban sonoras alegrías. Pero otras, sufría dolorosas sangrías. Fuera por méritos del contrario o deméritos del propio. Incluso, a veces, por culpa del colegiado o de esa diosa, griega y pecadora, a la que llaman Fortuna. Así que tuvo que colgar la aureola una tarde y remangarse. Para ayudar el domingo y el sábado que se viste de domingo. No les digo nada, cuando se pasó a jugar todos los días. Que si ese penalti, que si ese poste, que si un gol, que si beste bat. Y él pensando, “En mala hora no me dejé comer por los leones”. Y es que, el futbol, exige demasiados milagros.

Tomás Ondarra y Jon Uriarte

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